Naturaleza de la existencia en lo verdadero

El concepto de unidad y entrega

“Si yo fuera yo, no me importaría nada”

La naturaleza que rige la unidad es la representación misma de la entrega, porque todo aquello que se da y comparte es simplemente recibido automáticamente.

No existe el tiempo para medir una acción, todo es inmediato, y dentro del mismo tiempo no existente, el dar y recibir en sí mismo ocurre en el mismo instante, siendo la simple acción en algo natural en sí mismo.

Todo cuanto acontece está enlazado con el todo, que en sí mismo se otorga esta variante y flujo de energía que viene y va y, a la vez, está en sí mismo.

La abundancia y la carencia

La negación de la abundancia en uno mismo tiene como resultado su contrario: la carencia. Se experimenta como un estado porque tenemos el poder de crear cuanto queramos vivenciar en nosotros mismos.

Esencia de la existencia

En un rango «superior», todo lo que se establece como normal desaparece por la propia ausencia de cualquier tipo de sentido contrario de opuestos.

Al existir una sola existencia natural y verdadera, en él, en nosotros, reside esa naturaleza pura de abundancia en uno mismo. No es que sea, es que simplemente es y será eternamente en sí mismo, la expresión de lo que en verdad somos.

En lo más profundo de nosotros, en el todo, se encuentra cuanto somos. No hay nada de artificial en ello, no como este mundo, que tiene su función únicamente como campo de experimentación de lo que no se es.

Al estar o tener presencia en este mundo, todo cuanto acontece parece real, pero en realidad solo es una proyección de la mirada espiritual. No alcanza más allá de las fronteras marcadas dentro de la densidad establecida; nada podrá pasar.

El retorno a la verdad y la ligereza del ser

Cuando volvamos a casa, en parte, veremos la verdad. En ese momento nítido, translúcido, donde todo toma otra forma, otra densidad, un estado ligero, podremos volver a experimentar de nuevo lo que representa la sublime ligereza de simplemente existir, sin condicionantes, sin enfermedades, sin miedo.

La interconexión de todos los seres

Es la pura representación de los yoes proyectados simultáneamente en miles, millones. Somos el reflejo de tú, de yo, de él, y a la vez estamos en uno en el otro, sin separación, sin distinción, sin diferencia alguna, porque tú y yo somos uno en todo, en lo eterno y verdadero.

El carácter transitorio de la experiencia terrenal

No existen barreras entre tú y yo, no hay separación entre nosotros, no reside ningún tipo de odio o temor. Podemos estar y ser cautos al creer o pensar en lo que aquí experimentamos. Es algo totalmente transitorio, un corto sueño percibido como largo y pesado, pero en verdad estamos ya unidos arriba.

La trascendencia y la unión eterna

Los hilos nos permiten experimentar todo esto de una manera absoluta en nosotros mismos, haciendo que todo adquiera realidad, forma y densidad, otorgando materia en su resultado proyectado.

¡Qué real es! Nada será ya cuando cruces las puertas. Una vez hayas traspasado dentro del no tiempo, tuyo será todo aquello que has decidido tomar en ti mismo.

En este sentido, esperamos sentir de nuevo en nosotros mismos lo que en verdad somos como unidad pura y eterna, en el principio y el fin, en el todo.

Cada pedazo de vivencia no es más que la unión sentida dentro de la fragmentación generada en la creación, pero que en sí no es más que la perfecta unión percibida como separación.

Las finas líneas percibidas como separación no son más que un puro reflejo de luz, pero en ningún caso nos separan en la unión perfecta; solo son percibidas como algo transitorio dentro de un no tiempo.

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