Creación. Interpretación del pecado original

Introducción

El propósito de este artículo es ofrecer una visión sobre el concepto del pecado original desde una perspectiva espiritual y de la creación, completamente alejada de interpretaciones dogmáticas. En ningún momento está vinculado a ninguna doctrina religiosa, credo o sistema de creencias. Su objetivo es invitar a una reflexión personal sobre la propia verdad, libre de cualquier tipo de imposición externa.

El mito del pecado original en la creación

El pecado original, en ningún caso, está asociado a un evento malo o perverso. La verdadera perversión radica en el intento de hacer creer que el acto mismo de la creación original, del cual todos y cada uno de nosotros participamos al ser parte de su propio resultado, es algo malo, sujeto a castigo y por lo que debemos pagar nuestros pecados.

La distorsión del significado del pecado original en la creación

La palabra «pecado» ha adquirido un significado distorsionado, alejado de su verdadera esencia en la creación. Ha sido tergiversada y manipulada dentro de un lenguaje común con el propósito de perpetuar la manipulación y el engaño colectivo, manteniendo a la humanidad atrapada en lo ilusorio y lo irreal, en la culpa y en la idea de que, por el simple hecho de nacer, cargamos con una herencia de pecados y faltas.

El ser humano y su papel en la creación

El ser humano no posee el poder de crear ni de destruir por sí mismo. Atribuirle protagonismo en este sentido es una fantasía que busca arraigar en la mente una creencia ajena a la verdad.

El verdadero propósito de la existencia: experimentar la creación

No existe un dios vengador ni estamos aquí para pagar culpas, ni propias ni ajenas. Estamos en este plano de forma pactada para experimentar lo que en el único mundo real, el espiritual, es imposible de vivenciar.

La ilusión de la separación en la creación

Una pregunta que podría plantearse es la siguiente: si cada uno de nosotros representa una parte del todo, el resultado mismo del acto de la creación, y si esa creación tuvo su origen en la aparente separación de una partícula del todo, dando lugar a lo que llamamos creación original, entonces, ¿dónde se encuentra la separación o el pecado?

En el mundo espiritual no existen pecados; el concepto mismo de pecado es fruto del ego y de la ilusión terrenal. ¿Cómo podría trasladarse tal idea a la realidad celestial?

El mensaje de la creación en las enseñanzas espirituales

Es demasiado evidente: todas las enseñanzas y mensajes de los grandes mensajeros han seguido una misma línea, nunca la de promover a un dios castigador que impone pecados que trascienden de una vida a otra y menos aún que exista ningún tipo de separación.

La búsqueda de la verdad personal

Para quien esté dispuesto a abrir una brecha en su sistema de creencias y acceder a su propia verdad, sin intermediarios ni líderes, es fundamental comprender que el mundo espiritual no está regido por la separación, sino por la unidad total.

La dualidad entre la creación y la ilusión del pecado

Porque, si tomas conciencia de lo que realmente habita en ti, ¿cómo podría sostenerse en tu interior la imposición del mundo mundano? ¿Cómo podría mantenerse en equilibrio aquello que está desviado y que no encaja con la verdad esencial?

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