Despertar espiritual. Volver a ti, más allá del ruido y la ilusión

¿Vives en la ilusión o buscas tu verdadera consciencia?

Si paráramos de mirar simplemente todo lo que no es y nos concentráramos solo en lo que es verdadero, podríamos experimentar lo que en verdad somos. Todos, sin excepción.

El primer paso esencial: aprende a silenciar la mente y el ego

Para lograr esto, se debe parar la máquina incesante del pensamiento, esa controlada por el ente llamado ego. Es necesario dejar de dar credibilidad ciega a todo lo que nos rodea: lo que nos dicen, lo que otros creen y lo que nosotros mismos hemos llegado a creer. Se trata de dar paso a un silencio interior y encontrarnos dentro de él.

De la mente saturada al espacio interior: ¿cómo vaciar tu «hoja en blanco»?

Imagina tomar una hoja en blanco, sin nada más. Sin embargo, ahora mismo, a menudo tenemos esa hoja –nuestra mente– totalmente colapsada, dando tumbos, llena de conceptos y creencias superpuestas.

Buscamos y repetimos en un interminable ciclo, sin mirar el contenido real de nada, sin cuestionar si lo que creemos y vemos está basado en algo auténtico, si se corresponde con lo que somos realmente.

El valor de detenerse: prácticas de observación y autoconocimiento

La clave es simplemente detenerse. Observarse a uno mismo. Preguntarse con honestidad: ¿cuánto de lo que hago en mi vida y todo lo que la rige –lo que creo, lo que hago, lo que pienso, mis relaciones, mis distracciones como el móvil, el coche, la ropa– me aporta realmente un sentido de vida verdadera? ¿O está todo basado en mantenerme constantemente distraído para no estar conmigo mismo, para no ver quién soy en realidad?

Si lo miramos «en frío», apartando todas las creencias y miedos, el proceso es sorprendentemente sencillo. Es como cambiar de sitio un mueble, renovar algo viejo o, simplemente, apagar el televisor y el móvil.

Afrontando el miedo al silencio: ¿qué pasa al quedarte contigo mismo?

Al encontrarnos de repente con nosotros mismos, sin el ruido habitual, puede surgir el pensamiento: “¡Qué horror! ¡Qué miedo! ¿Y ahora qué hago?”. Estamos tan acostumbrados a estar constantemente distraídos y ocupados con cualquier cosa, que hemos perdido el contacto directo con nuestro interior.

Recupera tu esencia pura: conecta con tu niño interior lejos de distracciones

¿Te acuerdas de cuando eras niño? ¿De cómo eras feliz disfrutando simplemente de la vida, sin tantos aparatos ni distracciones externas?

Estabas en ti, inmerso en tu propio mundo interior –el único real, el tuyo–, imaginando mil cosas que solo existían allí. En cierto modo, se trata de volver a ese estado natural.

Un estado del que, tristemente, cada día que pasa, las nuevas generaciones disponen de menos tiempo, atrapadas prematuramente por las miles de distracciones creadas para entrar en el ruedo del gran sueño y la ilusión colectiva.

El despertar comienza contigo

Tú puedes parar. Tú puedes volver. Y todo empieza en el momento en que te lo permites.

¿Cuál es el primer paso esencial para iniciar un despertar espiritual según este artículo?

El primer paso esencial es aprender a silenciar la mente y el ego. Esto implica parar la máquina incesante del pensamiento, dejar de dar credibilidad ciega a todo lo externo y a las propias creencias no cuestionadas, para dar paso a un silencio interior y encontrarse dentro de él.

¿Qué propone el artículo para contrarrestar la mente «colapsada» y llena de distracciones?

Propone detenerse y observarse a uno mismo con honestidad. Sugiere cuestionar si las actividades, creencias y distracciones diarias (móvil, coche, ropa, etc.) aportan un sentido de vida verdadera o si solo sirven para evitar el encuentro con uno mismo. Afrontar el posible miedo inicial al silencio es clave para vaciar la mente y conectar con el interior.

¿A qué se refiere el artículo con «volver a ti» o recuperar la «esencia pura»?

Se refiere a retornar a un estado más natural y auténtico, similar al de la infancia, cuando se disfrutaba simplemente de la vida y se estaba inmerso en el propio mundo interior, libre de las múltiples distracciones externas. Es conectar con quiénes somos realmente, más allá del «ruido» y la «ilusión colectiva».

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