El perdón desde la perspectiva de Un Curso de Milagros

La ilusión del Ego y la verdad del Ser

Para poder ejecutar y llevar a término cualquier tipo de acción verdadera, es preciso, antes que nada, abandonar nuestra parte ilusoria representada en el ego. Desde esta perspectiva, no existe ningún tipo de consciencia real ni entendimiento profundo. Todo lo que es percibido desde el ego no es más que una interpretación condicionada por creencias, dogmas y conceptos limitantes. Las palabras, en este contexto, pierden su verdadero significado espiritual, pues están sujetas a interpretaciones materiales.

El ego opera desde el análisis, el juicio y la necesidad de comprobación. Sin embargo, el alma no precisa de estos mecanismos porque todo conocimiento ya está contenido en el universo. Si reflexionamos desde una visión más amplia, nos daremos cuenta de que la creación no puede estar sometida a la ilusión del ego. No puede haber ignorancia ni limitaciones en aquello que nos ha creado. La oscuridad y el miedo son simples expresiones del ego, pero no son nuestra verdadera naturaleza.

La distorsión del perdón en el mundo ilusorio

Desde esta comprensión, se establece que el perdón no puede ser un acto condicionado a una contrapartida. En el mundo ilusorio, el concepto de perdón se distorsiona y se asocia al orgullo, al sacrificio o a la espera de recibir algo a cambio. Pero en realidad, el perdón es un acto interno y personal. Se trata de reconocer que todo cuanto percibimos en el exterior es una proyección de nuestra propia mente. Si vivimos atrapados en el odio, la rabia o los celos, nos mantenemos prisioneros de nuestra ilusión. Liberarnos de estas emociones mediante el perdón es un acto de amor propio.

Observar la mente: El primer paso hacia la liberación

Cuando logramos detenernos por un instante y observar nuestros pensamientos con atención, descubrimos que los conflictos no provienen del exterior, sino de nuestra propia mente. Es como poner pausa a un video: en ese momento congelado, podemos analizar la escena sin que continúe el flujo de la ilusión. De esta manera, nos damos cuenta de que el origen de nuestro sufrimiento está en nosotros mismos y no en lo que otros nos han hecho.

El perdón como acto de consciencia

Perdonar no es olvidar ni justificar, sino liberarnos del peso emocional que cargamos debido a nuestra percepción errónea. Es un acto de consciencia que nos permite experimentar la paz y la plenitud. En este estado, el perdón deja de ser un esfuerzo y se convierte en una manifestación natural de nuestro ser. No hay orgullo, no hay sacrificio, solo hay comprensión y amor.

La elección personal: ¿Seguir en la ilusión o liberarnos?

La gran pregunta es: ¿preferimos seguir atrapados en nuestras propias limitaciones o elegir liberarnos? Todo está en nuestras manos, pues somos los creadores y protagonistas de nuestra propia realidad. La ilusión nos hace creer que el mundo externo tiene poder sobre nosotros, pero la verdad es que solo nosotros determinamos lo que sentimos y vivimos.

No hay escapatoria fuera de nosotros mismos, porque todo cuanto experimentamos reside en nuestro interior. La clave está en tomar una decisión firme: elegir la paz en lugar del conflicto, el amor en lugar del miedo. Cada pequeño paso hacia la liberación es un triunfo personal. Y una vez que comenzamos este camino, descubrimos que todo cambio genuino comienza en nuestra propia mente.

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