Introducción
Este artículo invita a cuestionar el impulso de criticar y juzgar a los demás, explorando cómo estas reacciones pueden ser reflejos de nuestro propio mundo interno. Nos lleva a reflexionar sobre el origen de estas emociones y cómo afectan directamente sobre nuestra salud mental, emocional y física.
El eco de la crítica en el vacío
¿Te has preguntado alguna vez por qué criticamos lo que no conocemos?
La crítica es un eco de nuestro propio vacío, una proyección de nuestras inseguridades y juicios internos.
Construcción y destrucción
Es la representación misma de los opuestos, los que construyen para un bien y los que utilizan lo construido para destruir. ¿Dónde está la diferencia? Nuestras acciones pueden orientarse tanto hacia la creación como hacia la destrucción, y es clave comprender qué nos motiva.
El juicio como reflejo interno
¿Por qué sentimos la necesidad de criticar? ¿Es posible que lo que nos molesta en los demás sea un reflejo de lo que no toleramos en nosotros mismos? ¿De dónde viene esa emoción negativa?
Quizás deberíamos preguntarnos qué es lo que acciona en nosotros el hecho de criticar o hacer juicio, que motivo real hay para hacer una acción más orientada a lo destructivo, plantearnos que es realmente eso que sentimos y tenemos la necesidad de expresar, en la forma negativa más pura y de baja frecuencia
¿Dónde estamos cuando lo hacemos? ¿Por qué lo hacemos? ¿Nos percatamos, de manera totalmente inconsciente de que eso que estamos viendo se torna insoportable, desagradable y que de ningún modo podemos tolerar?
Eso que vemos afuera, en otro, en una situación que nos indigna es un reflejo de lo que estamos proyectando de nosotros mismos, ¿cómo entender este concepto?, ¿cómo aceptar que eso que veo es un reflejo de mi mismo? ¿De qué estás hablando?
¿Lo siente alguien más? ¿lo ves afuera como algo real? ¿está confirmado? ¿Precisas que otros confirmen nada?
Solo tú estás sintiendo eso. ¿De dónde viene? ¿Cuál es su origen? ¿Por qué lo sientes? ¿Esto que sientes te hace bien o, por el contrario, te hace sentir mal, negativo, nervioso o rabioso?
¿Sientes que pierdes tiempo al experimentar algo de lo que, en el fondo, quisieras liberarte? ¿Lo percibes como una carga, como algo que debes soportar aunque no te haga bien?
Detente un momento y pregúntate: ¿Realmente quiero esto en mí? ¿Deseo seguir sintiendo esto?
¿Y si me dejo llevar totalmente por esta emoción donde me lleva? A estar muy nervioso y perder totalmente el supuesto control en lo que no soy.
El impacto de las emociones en el cuerpo
Cada emoción que generamos afecta directamente a nuestro sistema. Ansiedad, enojo y resentimiento tienen manifestaciones físicas: nudos en el estómago, tensión y malestar. ¿Somos conscientes del daño que nos hacemos al aferrarnos a emociones destructivas?
No somos realmente conscientes de lo asociado que está todo a nuestro sistema, de hecho, éste es la perfección pura, si realmente lo viéramos con los ojos verdaderos, sin filtros, sin máscaras, sin creencias, podríamos apreciar lo que realmente somos y poseemos dentro de este corto tránsito en el que nos encontramos.
Rompiendo el ciclo
El primer paso siempre lo tiene que dar uno mismo, en la dirección correcta, en esa donde te lleva a tu propia verdad, si, esa que duele tanto y que no queremos ver en nosotros, que por orgullo y el resto de sentimientos acompañados haciendo copla, retumbando dentro de nosotros empieza a sonar, ese ruido que se convierte en un dolor, una molestia en el estómago, ese nudo que no sabes como eliminar, los nervios, el resultado final.
Para salir de este ciclo es preciso realizar introspección. La verdad interna a menudo es dolorosa, pero es el camino hacia la liberación. Solo enfrentándonos a nosotros mismos podemos encontrar la paz.
La otra opción ya la conoces, seguir ciego ante ti mismo postergando para no sufrir, rechazando totalmente tu propia verdad.