En el Evangelio de Juan 14:9 encontramos la siguiente parábola: “¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»?”.
En este artículo realizamos una interpretación a nivel espiritual del significado de esta parábola, alejada de cualquier tipo de religión, credo o paradigma.
Qué significa ¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces?
En esta expresión, el mensajero le pregunta a Felipe cómo es posible que, después de tanto tiempo permaneciendo con él y tras haber visto todo lo que ha hecho, aún no sepa reconocer quién es realmente. Felipe sigue viendo la carne y la ilusión, sin comprender que todo cuanto acontece y todas las enseñanzas provienen del espíritu, y no de un ser de carne y hueso representado aquí como un ego. Desde el ego es imposible crear o manifestar lenguaje y actos espirituales.
Qué significa El que me ha visto a mí, ha visto al Padre
En esta frase, como en muchas otras parábolas, se hace referencia al espíritu. El ser humano, con sus ojos físicos, solo puede ver la carne, lo aparente. Esto deja en evidencia que, hasta ese momento, el apóstol seguía regido por los sentidos puramente humanos, aferrado a la apariencia y a creencias limitantes.
Si se escucha con el verdadero significado, queda claro que aquel que ve el espíritu no está viendo a un supuesto hijo único de un supuesto Dios con forma física. No. Simplemente está viendo el espíritu que reside en cada uno de nosotros sin excepción. Quien ve el espíritu ha visto al Padre, porque el Padre es espíritu: «Dios es Espíritu» – Juan 4:24.
Nosotros, como “hijos de Dios”, también somos espíritu. No hay nada separado del todo; la idea de separación forma parte de una creencia ilusoria del ego, pero no tiene ninguna relevancia en la verdadera vida, que es representada por el espíritu, el cual otorga la vida: «El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada» – Juan 6:63.
El verdadero significado de las escrituras se revela cuando se aparta todo tipo de creencia y dogma enfocados en la separación.
Qué significa ¿cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»?
Esta pregunta enfatiza nuevamente la idea de que no existe un Padre separado de nosotros. No hay nada que mostrar afuera porque todo está en nosotros, desde siempre. No hay necesidad de mostrar nada, ya que somos parte de un todo, sin nombre ni definición.
Por ello, Juan 14:20 afirma: «Yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros», porque todo en absoluto está contenido en un todo único y verdadero.
Siempre se hace referencia al espíritu, nunca a un ser separado al que se deba adorar ni someter a un régimen de culpa y pecado.
Reflexión final sobre Juan 14:9
Como ocurre con todas las parábolas, si se interpretan desde el espíritu o el alma, no hay forma de entenderlas desde otro punto de vista sin desvirtuar su significado. La interpretación verdadera está alejada de creencias limitantes y de separación.
El espíritu es constantemente el referente en las enseñanzas del mensajero. En ningún caso hablaba de sí mismo ni mucho menos de la necesidad de adorar a un ser o supuesto Dios separado de nosotros. En este sentido, Juan 7:18 nos recuerda: «El que habla de sí mismo busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que lo envió, éste es verdadero, y en él no hay injusticia».
Si se unen las piezas de las diferentes parábolas, se obtiene el verdadero significado de los mensajes, que estaban destinados a ofrecer a la humanidad la comprensión del mundo real para su propia «salvación«, entendida en el lenguaje espiritual como el «despertar espiritual«.
Uno de tantos mensajes se encuentra en Juan 7:16-17: “Mi enseñanza no es mía, sino de aquel que me envió, el que hace la voluntad de dios reconocerá si mi enseñanza viene de dios o si hablo por mi propia cuenta”
Los supuestos escritos que han llegado hasta nuestros días contienen mensajes ocultos a los ojos del ego, que solo pueden ser comprendidos desde la perspectiva y el lenguaje del alma.
Depende de cada uno llevar a cabo sus propias interpretaciones. No hay obligación, no hay juicio. Cada persona es libre de creer y hacer lo que desee. Libre albedrío.