La verdadera espiritualidad no se practica: ya eres lo que buscas

En un mundo saturado de prácticas, técnicas y enseñanzas espirituales, es fácil olvidar una verdad esencial: no necesitas convertirte en nada, porque ya eres lo que buscas. La espiritualidad verdadera no es una meta, ni una serie de pasos que se siguen desde el ego. Es tu estado más puro, anterior a cualquier creencia o construcción mental.

Este artículo te invita a cuestionar las apariencias de la espiritualidad convencional y a recordar que lo real no necesita ser practicado, solo reconocido. Si alguna vez sentiste que algo en ti ya lo sabe, ya lo es, estás más cerca de la verdad de lo que crees.

La verdadera espiritualidad y espejismos de la falsa

No caigas en la trampa de la creencia, en la ilusión de una falsa espiritualidad que a menudo se presenta como una farsa. La verdadera espiritualidad no es algo que se practica, como se pretende afirmar desde el mundo de la ilusión. Es, simplemente, el estado natural de cada uno de nosotros y de todo cuanto existe, cuya única fuente es la creación misma.

Es fácil caer en la creencia y quedar atrapado en un bucle infinito, buscando alcanzar un estado anhelado desde la perspectiva del ego. Se nos dice que debemos buscar o alcanzar algo que nunca llegará, porque el ego carece de naturaleza espiritual; es solo un programa finito. Pretender practicar la espiritualidad es como intentar practicar ser uno mismo, ya sea nuestra energía masculina o femenina, o la existencia misma de la naturaleza.

El ego y la ilusión de la búsqueda externa de la verdadera espiritualidad

Mientras uno se encuentra perdido buscando algo en un lugar donde no existe nada, solo un eterno vacío, contradicción e insatisfacción, la mirada y la «mente» se concentran en algo que no existe. Esto no es más que un concepto, una manipulación para que no conectes realmente con lo que ya tienes en ti desde siempre. La espiritualidad no es una práctica, ni una enseñanza, y mucho menos tiene que ver con dogmas, religiones o paradigmas creados por la parte del ser humano dominada por el ego.

En la espiritualidad no hay materia, no hay poder. Ninguna estructura creada por la parte humana con su ego puede reflejar ningún matiz de espiritualidad, al estar basada única y exclusivamente en lo material. La espiritualidad en manos del ego no es más que un simple concepto, una idea que, al carecer de naturaleza alguna, se pierde en un mar constante de expectativas. Nunca se alcanzará nada a través del ego.

Conectar con la verdadera espiritualidad: como un simple interruptor

La conexión con nuestra verdadera esencia es como accionar un interruptor. Al igual que al pulsar el interruptor que conecta la red eléctrica con la bombilla, esta se enciende, nosotros somos como ese interruptor. En nosotros «habitan» las dos opciones nacidas de la dualidad: el no ser y el ser, la vida y la muerte. Al cambiar de posición, al dejar de estar desconectado por nuestro ego, instantáneamente nuestro yo verdadero fluye y la verdadera vida hace presencia con un potente torrente de energía vital. Así como la electricidad, nosotros en «modo ego» no permitimos la conexión con nuestra verdadera esencia, lo que nos impide brillar con la luz de lo que en verdad somos.

Toda práctica o ritual organizado y controlado por nuestro ego es como representar una obra de teatro sin vida, sin realidad, sin nada. ¿De verdad crees que nuestro verdadero yo, nuestra esencia, precisa de algún tipo de ritual o práctica? ¿No resulta absurdo si apartas todos los criterios basados en creencias ilusorias que parten de un programa o robot?

El desafío de despertar a la verdadera espiritualidad interior

Es tan fácil como mirar de frente, atreverse a cuestionarse a uno mismo, a las propias creencias, y afrontar las propias verdades. Querer mirar lo que en verdad es. No es fácil aceptar el hecho de que todo el mundo proyectado por el ego es totalmente falso, ya que al hacerlo se caen todas las estructuras internas tan bien implantadas por el mismo sistema que rige la dualidad, la parte oscura representada por el ego. La realidad es simple; lo complejo solo es fruto de la ignorancia de no saber, de no poder, de no ser nada.

Cualquiera, en cualquier momento, ha podido experimentar, aunque sea por unos segundos, una paz que le inunda totalmente. La «felicidad», que realmente es el gozo espiritual de la existencia, se expande por todo el espectro. Eso es lo verdadero, eso es lo que somos.

La ilusión del ego frente a la verdadera espiritualidad

Realmente es muy simple. Cuando estamos en «modo ego», todo se siente como siempre ha sido: pesado, con miedo, temor, inseguridad, ignorancia, necesidad constante de juicio, comparación, desconfianza y separación. Todos esos son atributos para los que el ego ha sido creado.

Cuando cualquiera, en cualquier momento, conecta con su verdadero ser, todos los sentidos habituales desaparecen y se tornan con una gran intensidad de unión y comprensión. Es como ya está escrito: «agua viva«, porque es así como se experimenta lo único real y verdadero que habita dentro de cada uno de nosotros, sin distinción.

El gran «desafío» aquí es despertar a la verdad, a lo real, a la única vida real, ya que el ego solo representa un estado de muerte: sin vida, apagado, amargado. Pero para esto está hecho, no es casualidad. Todo está creado de esta forma, y cada uno de nosotros ha tomado la decisión, en un nivel que no alcanza la comprensión para los ojos del ego, de venir aquí a participar de este gran juego en esta dimensión.

La experiencia de la ilusión y la grandeza de la creación

Por una parte, cuando consigues vislumbrar aunque sea un solo brillo de luz, puedes apreciar la grandeza del simple hecho que supone poder experimentar una ilusión de una forma tan y tan real como es estar aquí en esta dimensión encarnado. Estás experimentando algo que puedes tocar, oler, sentir.

Te preguntas a ti mismo: ¿cómo se puede llegar a experimentar tal realidad? ¿Qué magnitud de poder puede otorgar tal grado de realidad en vida? ¿Cómo se puede experimentar como ser un estado «sólido» en un aparente ambiente sólido con otros interactuando? Si te lo paras a pensar bien, somos de hecho como imágenes proyectadas en un no-espacio donde se refleja la vida que percibimos como algo totalmente real. A esto se une el hecho de olvidar lo que en verdad somos para poder experimentar algo totalmente contrario a nosotros mismos, dentro de un no-espacio y un no-tiempo.

La transposición del espíritu y experiencia como alma

La transposición del espíritu, el reflejo de un simple destello en este plano, como si de la superficie de una pantalla en blanco se tratara, toma toda la forma necesaria para experimentar lo que infringe una incalculable compresión, donde puede transitar nuestro «pequeño» rayo de luz representado como alma, en ese pequeño túnel transponedor donde circula día y noche.

¡La magnitud es tal! Nada importa en este estado; nada es lo que crees que es. La supuesta realidad vivida pasa a un lado como un simple recuerdo de algo que en realidad no existe en el plano real. Queda grabado como una información más, como toda la información que reside en servidores universales. En ellos hay toda la información, todo el «conocimiento» que de vida en vida, en las diferentes etapas, galaxias y dimensiones, se va depositando en la megaestructura de la creación. Llegará un punto en que esto finalizará, y ese día habrá el despertar final, donde la unión con el todo será absoluta. De hecho, será simplemente despertar para volver a estar con el todo, con lo eterno, con lo único.

Somos seres espirituales que ya estamos en la fuente

Nuestra existencia pasa por este proceso. Ya estamos allí, desde siempre. Lo único es que aquí son etapas somníferas, de una etapa a otra, viviendo vidas, soñando. Estamos, desde los ojos humanos dormidos, soñando todo lo que percibimos, pero que en ningún caso toma una forma como la que podemos sentir dentro de cada ilusoria realidad vivida, como si de una realidad real se tratara. ¿Te lo imaginas?

Preguntas frecuentes

¿Por qué la verdadera espiritualidad no se considera una práctica?

Porque se entiende como el estado natural del ser, no como algo que se adquiere, perfecciona o que se tenga que alcanzar. Practicar algo que ya se es sería como actuar en lugar de simplemente ser.

¿Cuál es el papel del ego en la búsqueda espiritual?

El ego crea una falsa búsqueda en el ámbito espiritual basada en conceptos, prácticas y dogmas basados en lo material. Genera un bucle de insatisfacción al orientar la atención hacia un «algo» externo que nunca se alcanzará, distrayendo de la conexión con la verdadera esencia interior.

¿Cómo se puede conectar con la verdadera esencia espiritual?

La conexión se describe como un cambio en la posición de «interruptor» interno, dejando de operar desde el ego para permitir que el yo verdadero fluya. Esto implica cuestionar creencias, afrontar verdades internas para acceder naturalmente a nuestro estado natural de paz y al gozo espiritual que reside en nosotros.

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